El consumo de sustancias adictivas en las Américas
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El consumo de sustancias adictivas en las Américas
Peruga, A.; Rincón, A. Y Selin, H.
Organización Panamericana de la Salud
El consumo de tabaco, alcohol y otras drogas está ligado a cerca de una cuarta parte de las defunciones anuales que se producen en las Américas. En el Cono Sur de América Latina, a los 15 años de edad ya fuma cerca del 40% de los jóvenes y la gran mayoría respira en casa el aire contaminado por el humo de tabaco de los demás. En América Latina cada persona consume en promedio 6 kilos de alcohol puro por año, lo que constituye la cifra más alta del mundo menos desarrollado. Aunque los datos sobre el consumo de drogas ilegales no son abundantes sabemos que la marihuana es la droga que mayor proporción de la población consume. Se estima que 45 millones de ciudadanos de las Américas la consumen. Si bien la carga de enfermedad que genera el consumo de drogas ilegales no llega a la magnitud de la ocasionada por las drogas legales, las consecuencias sociales son mucho mayores.Las respuestas de los países de las Américas al consumo de sustancias adictivas han sido insuficientes. Los principales desafíos para el control del tabaquismo y del uso de alcohol en las Américas son dos: disminuir la asequibilidad de los productos y evitar la exposición de la población a las prácticas comerciales de promoción de los productos de las industrias tabacalera y alcoholera. Además, en el caso del tabaco, hay que proteger a los no fumadores del humo de los demás.En el caso de las sustancias ilegales, los resultados hasta ahora de un enfoque orientado al control de la oferta han sido limitados. El desafío es hacer hincapié en el control de la demanda, mediante intervenciones de prevención, desintoxicación,tratamiento y rehabilitación, así como de reducción de daño.Algunas sustancias adictivas en las Américas se han producido y consumido desde tiempos inmemoriales. La hoja del tabaco y la de coca son clásicos ejemplos de ello. Sin embargo, hasta épocas recientes su consumo nunca tuvo repercusiones de salud pública especialmente serias.